INGREDIENTES:
2 kg de tomates maduros
1 kg de azúcar
4 clavos
Colocar los tomates en agua hirviendo unos minutos, luego escurrirlos, dejarlos enfriar y pelarlos, abrirlos por la mitad y exprimirlos un poco para quitarles parte de las semillas. Acomodar en un recipiente una capa de tomates, otra de azúcar, alternando con clavos de olor, dejar macerar 2 horas y luego cocinar a fuego fuerte primero y luego moderado, revolviendo de vez en cuando con cuchara de madera, hasta obtener una preparación espesa y de color rojo vivo.
Para embotar, en primer lugar se deben esterilizar los tarros o botes de cristal hirviéndolos sin las tapas en agua durante unos 30 minutos. Las tapas se esterilizan de igual modo pero por separado.
Una vez se ha llevado a cabo la esterilización, se llenan los botes con la mermelada. Conviene ir rellenando los botes con la mermelada no muy caliente o templada y poco a poco, para evitar que se formen bolsas de aire y que pueda estallar el cristal. Hay que llenar los tarros hasta que la mermelada llegue justo al borde y limpiarlo bien para que las tapas ajusten de forma adecuada.
Una vez llenos los tarros, se cierran con las tapas esterilizadas en caliente, poniendo antes sobre la mermelada un círculo de papel de horno empapado en un alcohol tipo aguardiente que permite impermeabilizar la superficie. Ya cerrados los botes herméticamente hay que esterilizarlos de nuevo en una cazuela con agua hirviendo. El agua debe cubrir 2 centímetros por encima de los botes. El tiempo de esterilización es de 20 minutos como mínimo y de 30 minutos como máximo.
Dejar enfriar los botes en la misma cazuela ya fuera del fuego. Una vez estén fríos se deben de etiquetar poniendo la fecha de envasado y el tipo de producto.
Para conservar perfectamente almacenadas las conservas, conviene mantenerlas en un sitio fresco, seco y protegido de la luz.
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